No todos los que fuimos invocados aparecimos en la misma región, de hecho, el que cada uno llegase a una parte distinta del mundo dificultó inicialmente las comunicaciones, hasta tal punto que incluso a día de hoy sigo sin saber el número exacto de héroes convocados. Por supuesto, esto no supuso un gran problema, ya que otorgar capacidades sobrenaturales a individuos de nuestro calibre es básicamente fabricar bombas de relojería con piernas, o dicho de una forma más amigable, fuentes de noticias constantes e inspiración gratuita para los bardos que deseen componer canciones nuevas.
Lo cierto es que sigo sin comprender la razón por la que estamos aquí. Para sorpresa del afortunado lector que se haya topado con este libro, doy mi palabra de que todo lo aquí escrito es cierto, depende de usted aceptarlo o no: los héroes fuimos convocados sin propósito alguno. No había un gran mal que debiera ser erradicado, ni una tarea en particular que debiéramos realizar, parece ser que la única razón por la que nos trajeron aquí fue para provocar cambios en los ecosistemas y sociedades de este mundo, para únicamente "mover las cosas".
Es cierto que en una de las esquinas del continente había un imperio regido por un liche que se hacía llamar el Rey Demonio, pero para solucionar ese asunto bastaba uno solo de nosotros, como ya ha sido demostrado. Tan solo unos meses después de aparecer aquí, ya se podían escuchar baladas del Paladín de impecable armadura que sin ayuda de nadie acabó con el Mal del Este, pero es algo que hizo por mero capricho.
Y esto aplica a todas las historias que he escuchado hasta la fecha, claramente con héroes por protagonistas: he escuchado historias de héroes formando su propia nación para imponer sus ideales en todos los terrenos que conquisten, haciéndose llamar la Magna Asamblea; también he oído el preocupante rumor de que la mayoría de aquellos con dones relacionados a las magias arcanas no han tenido mejor idea que organizar un gran torneo para decidir cuál de ellos es el mago supremo, en una región remota del sureste, y que dicha batalla sigue a día de hoy, y está afectando de forma irreversible al equilibrio mágico de todo a su alrededor; y por supuesto también se ha corrido la voz de diversos individuos solitarios que se han dedicado a hacer buenos actos de un sitio a otro, sin prestar mucha atención al resto del mundo. No sé si es muy vanidoso considerar que lo único que yo he hecho hasta ahora sean buenas obras, pero ciertamente entraría en esta última categoría, dado que he decidido ir por libre y evitar acabar demasiado cerca de ninguna de estas "bombas".