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ꂅn los antiguos Bosques de las tierras
del norte donde losaltos pinos ocupaban la luz del sol y
la blanca nieve cegaba los ojos de los incautos,
un joven alce se movía libremente por su territorio pues su
labor era proteger a su grupo, sin embargo
este alce se encontraba solo en un día tan frío. Cuando cayó la noche
el alce escuchó a un grupo de humanos que pasaban por la zona
en busca de alimento para aquella noche, el alce escuchó como
estos hombres buscaban un alce para poder arrancarle los cuernos, el alce
horrorizado intentó alejarse, pero esto hizo que los
cazadores lo escucharan
atrapándolo eventualmente y
dejándolo sin sus majestuosos cuernos.
Un alce sin cuernos no es un alce, es una criatura monstruosa, pensaba
para si mismo el alce mientras lloraba, sin embargo esa misma noche
Una mujer completamente vestida de blanco, de un largo pelo blanco como
la nieve que pisaban sus descalzos pies se le apareció al alce. -No temas
pues mi bello niño del bosque, pues Yule ha llegado- El alce
confundido y con miedo intento huir pero el dolor no le dejaba
La mujer le preguntó que le había pasado. -Unos humanos,
esos odiosos seres me lo han arrebatado todo- La mujer preocupada le
explicó lo siguiente:- Los humanos no comprenden nuestro mundo, al
igual que nosotros no comprendemos el
suyo siempre chocando, siempre
hiriéndonoslos unos a los otros, es por eso que quiero cambiarlo.
El alce confundido le preguntó que como pensaba hacer eso,
a lo que la mujer le respondió con una sonrisa y
sacando de la nada un tronco
-este tronco es parte de mí, en aspecto es similar a estos abetos, pero su
poder es más fuerte que el de ningún tronco.
Lo primero será curarte esas heridas
pequeño niño- Y tras una brisa de hielo ahora los cuernos del
alce era de la madera de abeto de la mujer
y eran más bellos que nunca.
Después de aquello la mujer le ofreció su mano y le dijo
-Deberíamos de entregar uno de estos troncos en cada casa humana
con ello podrán comprendernos un poco mejor a nosotros,
pero necesito tu ayuda pequeño niño-
El alce se acercó a ella convirtiéndose completamente blanco. Tras ello la mujer Yule
se postró sobre el alce y procedió a marcharse hacia los diferentes pueblos humanos.